Ir a la universidad, realizar un grado y olvidarse de volver a estudiar no es la realidad que vivimos actualmente. Ya no basta con obtener un título. Antes alguien podía aprender todo lo que le habilitaba para una profesión (ingeniero, abogado, etc.) y casi no volver a realizar un curso, salvo en contadas ocasiones para actualizarse. Hoy en día, la velocidad a la que se mueve el mundo y la tecnología están convirtiendo en casi obligatoria la formación a lo largo de la vida.
En estos tiempos la carrera profesional requiere que las personas mejoren sus habilidades continuamente y demuestren no solo conocimiento sino también competencias. Además, muchas personas no tienen disponibilidad para hacer cursos largos y presenciales por lo que buscan nuevas formas de aprender y prepararse. Es ahí donde las microcredenciales pueden dar respuesta y ser una herramienta útil para conseguir una cualificación reconocida en el mercado laboral.
El papel de las universidades también está cambiando y cada vez hay más actores en lo que a la oferta de formación para los profesionales se refiere. La necesidad de la inmediatez hace que surjan nuevas necesidades y también nuevas propuestas formativas. Las microcredenciales pretenden responder a este nuevo escenario y consciente de la revolución educativa que está habiendo en la formación permanente, el Ministerio de Universidades lo ha regulado en su Real Decreto de Ordenación de las Enseñanzas Universitarias.
Aunque son datos de EE.UU. pueden ser reflejo de una tendencia a nivel más global que además, la crisis del coronavirus ha acelerado. Según un estudio de Strada, desde el inicio de la pandemia los estadounidenses han expresado un interés constante en las opciones de educación sin título oficial. Entre abril y agosto de 2020, el 37% de sus encuestados expresó interés en la capacitación en habilidades y el 25% expresó su interés en hacerlo a través de credenciales sin título.
El mundo de las microcredenciales a día de hoy sigue siendo un panorama un tanto desordenado y complejo de proveedores, opciones y modelos. Por eso es importante la labor que desde las agencias de calidad se está llevando a cabo.
Por ejemplo en la estrategia de ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) para impulsar el Espacio de Educación Europeo, las microcredenciales se consideran un elemento central para lograr experiencias de aprendizaje inclusivas, interconectadas e innovadoras, abiertas a toda la sociedad. Por ello, la Agencia está implicada en diversas iniciativas que promueven un enfoque europeo de las microcredenciales para el aprendizaje permanente y la empleabilidad, alineado con la Recomendación del Consejo de la Unión Europea.
Además para ANECA el aseguramiento de la calidad, junto con los resultados de aprendizaje, forma parte indisociable del concepto de microcredencial: la calidad tiene como objetivo generar confianza en la microcredencial, sin calidad no hay microcredencial.
En el siguiente vídeo es posible acceder a las presentaciones, reflexiones y debates realizados en el evento “Microcredenciales. Formación inclusiva en todos los formatos y para todas las edades” celebrado el pasado 20 de julio en Madrid, donde ANECA presentó su “Estudio sobre el aseguramiento de la calidad en las Alianzas de Universidades Europeas, los Títulos Europeos y las Microcredenciales en el Sistema Universitario Español” y el “Documento marco para el aseguramiento de la calidad de las microcredenciales”.
Desde Cebek Digital seguiremos de cerca cómo avanza todo este mundo y las oportunidades que se generan. Como entidad comprometida con la formación de las personas y su mejora profesional y personal, estamos convencidos de que estamos ante algo importante y relevante. Y vosotros, ¿qué opinais?